•Protege los cultivos de enfermedades desde el inicio.
•Evita pérdidas económicas al prevenir la propagación de enfermedades.
•Contribuye a una agricultura más rentable al reducir la necesidad de tratamientos costosos.
•Cumple con regulaciones y estándares de calidad.
•Brinda confianza al agricultor al garantizar la salud de las semillas.